BIBLIA
La Biblia es una recopilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados «libros»), escritos primero en
hebreo,
arameo y
griegodurante un periodo muy dilatado y después reunidos para formar el
Tanaj (
Antiguo Testamento para los cristianos) y luego el
Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí, los textos que componen la Biblia fueron escritos a lo largo de aproximadamente 1000 años (entre el
900 a. C. y el
100 d. C.). Los textos más antiguos se encuentran en el
Libro de los Jueces («Canto de
Débora») y en las denominadas fuentes
E (tradición elohísta) y
J (tradición yahvista) de la
Torá (llamada
Pentateuco por los cristianos), que son datadas en la época de los dos reinos (siglos
X a
VIII a. C.). El libro completo más antiguo, el de
Oseas es también de la misma época. El
pueblo judío identifica a la Biblia con el
Tanaj, para el que carece de sentido y no es aceptada la denominación como Antiguo Testamento al no aceptar la validez del Nuevo Testamento.
El
canon de la Biblia que conocemos hoy fue sancionado por la
Iglesia católica, bajo el pontificado de san
Dámaso I, en el
Sínodo de Roma del año 382, y esta versión es la que
Jerónimo de Estridón tradujo al latín. Dicho canon consta de 73 libros: 46 constitutivos del llamado Antiguo Testamento, incluyendo 7 libros llamados actualmente
Deuterocanónicos (
Tobit,
Judit,
I Macabeos,
II Macabeos,
Sabiduría,
Eclesiástico y
Baruc) ―que han sido impugnados por judíos y protestantes― y 27 del Nuevo Testamento. Fue confirmado en el
Concilio de Hipona en el año 393, y ratificado en el Concilio III de Cartago (en el año 397), y el IV Concilio de Cartago, en el año 419.
Cuando reformadores protestantes lo impugnaron, el canon católico fue nuevamente confirmado por medio de una declaración dogmática, definida en la cuarta sesión del
Concilio de Trento, del 8 de abril de 1546. Las definiciones doctrinales del Concilio de Trento no fueron reconocidas ni asumidas por muchos protestantes, surgidos a partir del siglo XVI, ni por distintas denominaciones vinculadas al protestantismo surgidas a partir del siglo XIX. El canon de las biblias cristianas ortodoxas es aún más amplio que el canon de la
Biblia católica, e incluye el
Salmo 151, la
Oración de Manasés, el
Libro III de Esdras y el
Libro III de los macabeos. En adición a estos, el
Libro IV de Esdras y el
Libro IV de los macabeos figuran, asimismo, como apéndices en muchas importantes versiones y ediciones de la Biblia cristiana ortodoxa.
Para los creyentes, la Biblia es la palabra de Dios, de inspiración divina, aunque su redacción se realizó a través de hombres elegidos que usaron de sus facultades como verdaderos autores. Se trata de una obra eminentemente espiritual que los creyentes interpretan como la forma que tuvo Dios de revelarse a sí mismo y manifestar su voluntad de salvación de la Humanidad, además de su carácter y atributos.
Para los creyentes cristianos, la Biblia es la principal fuente de fe y doctrina en Cristo. En el
siglo XVI los diferentes movimientos de la
Reforma protestante comenzaron a experimentar un alto desgaste en discusiones filosóficas y a separarse unos de otros; para menguar este problema se definió el principio llamado «sola escritura», que significa que solamente la Biblia puede ser considerada fuente de doctrina cristiana. Para la
Iglesia católica, además de la Biblia, también son fuente doctrinal la tradición, las enseñanzas de los
Padres de la Iglesia (discípulos de los
apóstoles), y las decisiones emanadas de los Concilios. Esta divergencia entre cristianos se intensificó después de 1870, cuando el papa
Pío IX promulgó la constitución
Pastor Aeternus, del
Concilio Vaticano I, que reafirma el
Primado papal y proclama la infalibilidad del sumo pontífice en asuntos de fe, moral y doctrina cristiana (
dogma de la infalibilidad papal) cuando habla ex cathedra (18 de julio de 1870) en cuanto único «sucesor de
Pedro» y, consecuentemente, «custodio y depositario de las llaves del Reino de los Cielos»―. Mientras que los cristianos protestantes rechazan esta aseveración y consideran como cabeza única de la iglesia a Jesucristo. Para ambas partes esta gran diferencia ya no es considerada tan solo en términos filosóficos o religiosos, sino como designios divinos plasmados y asentados en la Biblia misma.
Para los judíos ortodoxos, por supuesto, el Nuevo Testamento no tiene validez. El judaísmo rabínico considera como fuente de doctrina el
Talmud, mientras los
caraítas defienden desde el
siglo VIII el
Tanaj como única fuente de fe.
Antiguo Testamento y Nuevo Testamento
El canon del
Antiguo Testamento cristiano entró en uso en la
Septuaginta griega, traducciones y libros originales, y sus diferentes listas de los textos. Además de la Septuaginta, el cristianismo posteriormente añadió diversos escritos que se convertirían en el
Nuevo Testamento. Poco diferentes listas de las obras aceptadas siguió desarrollando en la antigüedad. En el siglo IV, varios sínodos fueron elaborando listas de escritos sagrados que fijaban un canon del Antiguo Testamento de entre 46 y 54 distintos documentos y un canon del Nuevo Testamento de 20 a 27, siendo este último el utilizado hasta el día de hoy; el cual fue definido finalmente en el
Concilio de Hipona en el año 393. Hacia el año 400, Jerónimo había escrito una edición definitiva de la
Biblia en latín (véase la
Vulgata), el Canon de la cual, debido en parte a la insistencia del
papa Dámaso, fue hecho coincidir con decisiones de varios de los Sínodos reunidos con anterioridad. Con el beneficio de la retrospectiva se puede decir que estos procesos establecieron de manera eficaz el canon del
Nuevo Testamento, aunque hay otros ejemplos de listas canónicas en uso después de este tiempo. Sin embargo, esta lista definitiva de 27 libros no fue legitimada por ningún
Concilio ecuménico sino hasta el
Concilio de Trento (1545-63).
Durante la
Reforma protestante, algunos reformadores canónicos propusieron diferentes listas de las que se encuentra actualmente en uso en la Iglesia de San Pedro de Roma. Aunque no sin debate la lista de los libros del Nuevo Testamento vendría a seguir siendo la misma, sin embargo, en el Antiguo Testamento algunos textos presentes en la Septuaginta fueron eliminados de la mayoría de los cánones
protestantes. Por lo tanto, en un contexto católico estos textos se denominan libros
deuterocanónicos, mientras que en un contexto protestante que se hace referencia como
libros apócrifos, la etiqueta se aplica a todos los textos excluidos del canon bíblico que estaban en la Septuaginta. Cabe señalar también, que tanto católicos como protestantes describen algunos otros libros, como el
Libro de los hechos de Pedro, como
apócrifos.
Por lo tanto, el Antiguo Testamento protestante de hoy tiene 39 libros ―el número varía del número de los libros en el Tanaj (aunque no en contenido) a causa de un método diferente de la división―. También varía el orden y el nombre de los libros, mientras que la
Iglesia católica reconoce a 46 libros como parte del
Antiguo Testamento canónico. El
libro de Enoc es aceptado en el canon del Antiguo Testamento solo por la
Iglesia ortodoxa etíope. El término «Escrituras hebreas» es solo sinónimo del Antiguo Testamento protestante (no católico) que contiene las Escrituras hebreas y textos adicionales. En cuanto al canon del Nuevo Testamento, son 27 libros en el canon de la Iglesia católica, aceptado por la mayoría de las Iglesias de la Reforma. La
Iglesia siria solo acepta 22 libros en su canon. Libros como el
Primer libro de Clemente y el
Segundo libro de Clemente, el
Libro de la Alianza, el
Octateuco y otros, han sido motivo de disputas, y se encuentran canonizados por la
Iglesia católica apostólica ortodoxa.